viernes, 28 de julio de 2017

WILL EISNER, MAESTRO DE LA NOVELA GRÁFICA de P. LEVITZ

Will Eisner maestro de la novela gráfica por Paul Levitz edita Norma comics
Norma editorial, 2017.
224 páginas, 45 euros.

TENEMOS UN CONTRATO


La conmemoración del nacimiento de Eisner sigue deparándonos agradables sorpresas. Paul Levitz, guionista y editor en DC, firma la mejor biografía del maestro hasta la fecha.


Después de comentar la exposición y el catálogo que se publicó con motivo del centenario del nacimiento de Eisner, pensaba que todo lo que tenía que decir sobre él se había acabado, al menos por este año. Pero el estupendo trabajo de Levitz me obliga a reincidir. No estamos ante otro artículo de compromiso sobre el padre de la novela gráfica. La aproximación de Levitz es apasionante y novedosa y todos los seguidores de Eisner la disfrutarán. Para empezar el envoltorio, una edición con lomo entelado y un formato que permite paladear como toca la frescura de los originales del maestro. En muchos casos además mostrando esas etapas consideradas comerciales y que apenas se habían vuelto a reproducir.

Si la presentación es excelente la chicha del libro se encuentra realmente en el texto de Levitz. Se nota que adora el trabajo de Eisner pero eso no le aleja en ningún momento de lo que debe guiar una investigación de estas características: la búsqueda de la verdad. Algunas verdades son incómodas. Como la de la “escena del juicio”. Los lectores de Eisner saben a qué me refiero. En El soñador, el álbum donde cuenta sus inicios en el medio, el artista explicaba cómo un editor sin escrúpulos le había encargado una copia de Superman. Cuando fueron denunciados y llevados a juicio el testimonio del dibujante resultó crucial. Si admitía que el editor le había presionado para que copiara el superhéroe original, perdería un jugoso contrato. Eisner se autorretrataba como alguien incapaz de mentir, delatando al editor y perdiendo todo el dinero que aquel le debía. Levitz acude a las actas originales del juicio y lo que nos revelan es justo lo contrario. El autor apoyó a su editor pero pese a ello perdieron el litigio. El biógrafo se apresura a resaltar las bondades de Eisner y se asegura de presentar el episodio como lo que es: un hecho aislado en una vida en la que primó la honestidad profesional y una inflexible ética laboral.


Will Eisner maestro de la novela gráfica por Paul Levitz edita Norma
Levitz se ajusta a la tesis que yo he sostenido en el pasado. Que no se puede separar al Eisner creador del empresario, que uno no se entiende sin el otro. Son constantes las anécdotas que demuestran que para el dibujante la búsqueda de un reconocimiento artístico (para él y para el medio que amaba) iba de la mano del reconocimiento económico, del trato más justo posible.

El libro también explora la zona más ingrata de la vida del artista: la muerte por leucemia de su hija adolescente. Si ese pasaje empieza a ser conocido y es considerado por todos como el origen emocional de Contrato con Dios, cuyo pasaje central se dedica a un padre que viene de enterrar a su hija, menos comentadas han sido las ramificaciones y consecuencias de tan trágico hecho. Sobre todo en el otro hijo de Eisner, que quedó muy afectado psicológicamente por el fallecimiento de su hermana.

Obviamente, además de esos dramas familiares y casi privados Levitz aborda otros muchos aspectos jugosos. No menor es su disertación sobre los orígenes de la novela gráfica. Cita todos los precedentes, discute quien inventa el término y concluye con una afirmación contundente. La relevancia del papel de Eisner en todo ese asunto no debe medirse solo en términos de quién fue el primero. Hubo otros intentos antes, por supuesto. Pero Eisner, aunque Contrato con Dios no fue un gran éxito de ventas, siguió dibujando en el mismo formato: Vida en otro planeta, La Avenida Dropsie y tantas otras. Y al final triunfó. Fue su persistencia la que afianzó el fenómeno. Y eso nadie se lo puede discutir.

Un libro imprescindible para los admiradores de Eisner, entre quienes me cuento.



Leer más...

viernes, 14 de julio de 2017

WONDER WOMAN: RENACIMIENTO

Greg Rucka, Liam Sharp, Nicola Scott y otros.
ECC, 2017
96 páginas, 8,50 euros.


NOSOTRAS
El estreno de la película dedicada a Wonder Woman ha propiciado la aparición de innumerables volúmenes dedicados al personaje. Es una ocasión tan buena como cualquier otra para tomarle el pulso a la que ha sido calificada de “primera super-heroína feminista”.


No puedo presumir de haber leído todas las aventuras de la guerrera del lazo dorado. Me fascinó la versión de George Pérez de finales de los ochenta pero desde entonces apenas le había vuelto a poner el ojo encima. Cuando Chiang la dibujó atrajo mi atención, pero lamentablemente los guiones del sobrevalorado Azzarello enseguida me hicieron desertar.

He vuelto a intentarlo con Rucka, que escribió la serie regular hasta hace pocos meses. Entre paréntesis es importante destacar la labor de ECC con los recopilatorios de personajes DC. Interesen o no los autores que publican, su tarea de recuperación es muy importante y desde aquí la aplaudo. Pero como ya hemos comentado con anterioridad, las verdaderas obras maestras no abundan, tampoco en el caso de Wonder Woman.
Rucka se hizo cargo de ella hace más de una década, incidiendo en algunas de las reivindicaciones feministas exploradas por creadores anteriores. Pero lo que cuenta no es interesante y además lo emparejaron con dibujantes sin garra. En ese sentido, cuando un grafista con más ganas como Sadowsky dibujó uno de los episodios, el del interrogatorio de “la mala”, la serie mejoró mucho. Pero el tono general era muy anodino.

El cambio más notable respecto a la etapa que en la actualidad se publica en nuestro país está precisamente en los dibujantes, un grupo encabezado por el barroco Liam Sharp que exhibe unas destrezas que yo no había percibido antes. Su denso entintado recuerda en ocasiones a Solano López, sus personajes tienen fuerza y personalidad y todo en su arte muestra al mismo tiempo un insospechado vigor y una sorprendente delicadeza, una peculiar combinación que por supuesto casa muy bien con Wonder Woman. Sumen a ello un realmente bonito y atmosférico color de Laura Martín. Sharp no está solo en esta función. Entre el plantel de dibujantes que le acompañan encargándose de otros episodios destaca Nicola Scott. Su aproximación es algo más cartoon pero este tío sabe dibujar y su entintado está lleno de sutileza. Tanto él como Sharp se aseguran de que la protagonista luzca siempre encantadora y super-atractiva. ¿El guión de Rucka? No le he leído nada tan bueno como el trabajo con el que entró en la industria, aquel gélido y sugerente Whiteout. Pero seguiremos probando a ver hacia dónde quiere ir, mientras siga en compañía de dibujantes tan capacitados.

Respecto a la peli, confieso que me entran sudores fríos ante cada nueva adaptación cinematográfica. Pienso ¿es posible que a mi me gusten estas estupideces? Al traducir o reinterpretar los mundos de fantasía de las viñetas en un entorno realista, los resultados son a menudo chirriantes, todo queda reducido a lugares comunes, polvo y ruido.
En ocasiones asistimos a momentos excepcionales, como la batalla en el aeropuerto en Captain America: Civil War, o algunas de las secuencias con hormigas de Ant-Man. Momentos en que sentimos que el director ha capturado la magia que nos fascinó en aquella primera lectura. Pero ya digo, son breves destellos entre un arsenal de efectos que nos arrancan de la butaca.
Wonder Woman tiene algo de lo uno y de lo otro. Toda la batalla final con Ares es deprimente y anticlimática, la seriedad de Robin Wright resulta impostada y colabora a que la isla de las amazonas parezca una peli de romanos pero de las que se hacían en Italia, las malas. Sin embargo, Chris Pine, al que supongo que habrán visto en su vídeo sobre “los cuatro Chris”, defiende con talento un papel muy complicado, el del querido de la diosa, y está en todas las escenas más emocionantes del film.



Y por supuesto hay que hablar de Gal Gadot. La actriz de origen israelí resulta muy verosímil en todas las escenas de acción, escenas que, a pesar del toque Snyder, que anda por ahí en la producción de la película, no son del todo insufribles. Es una auténtica diosa y exuda confianza a cada paso que da. Pero además comparte una característica con el mejor Superman que ha habido, el pobre Christopher Reeves. Ambos no solo son guapos a rabiar, sino que además transmiten muy bien una cierta inocencia, consustancial a los personajes que representan. Ella me ha recordado a las amazonas que incluía Crumb en sus historietas sobre feministas. ¿Saben a qué me refiero? Con revolucionarias como esta dan ganas de apuntarse a lo que sea. Yo también creo en el amor. En serio.


Leer más...

viernes, 7 de julio de 2017

AMERICAN JESUS de MILLAR Y GROSS

AMERICAN JESUS" de Mark Milar y Peter Gross. Edita Panini Comics religión
Panini Comics, 2017
96 páginas, 15 euros

DIME QUÉ DESEAS


Si se les escapó la primera aparición de esta serie, este bonito recopilatorio es una buena oportunidad para disfrutar con otro guión nada desdeñable de Mark Millar.


El propio autor describe en la entrevista que se incluye en el volumen qué le llevó a realizar esta obra. Millar: “La verdad es que no tengo más que buenos recuerdos de mi infancia como católico, y quería hacer un cómic sobre la fe que no tratara sobre sacerdotes que abusan de niños o de todas esas mierdas que se leen cuando los liberales escriben sobre la iglesia”. Dice más cosas, que pueden leer si así lo desean.

Antes de seguir permítanme que les recomiende Spotlight, la peli sobre curas pederastas en Boston que se estrenó el año pasado. Encuentra un afortunado equilibrio entre la denuncia de un asunto realmente horrible y que la institución eclesiástica manejó de forma desastrosa, por un lado, y el problema de la religión y la fe, por el otro. Una cinta que yo considero impensable en nuestro país, nadie aquí habría sido capaz de filmar algo tan rotundo y al mismo tiempo tan sutil y delicado. Creo que lo que Millar quiere decir es que él tiene una determinada experiencia de la fe que no ve reflejada en ninguna obra contemporánea. No que niegue unos abusos a menores que sin duda se han producido. Sí afirma que esa no es la única visión posible del catolicismo, algo en lo que estoy de acuerdo.

El guionista ha firmado no pocos relatos que han sido trasladados con éxito a la pantalla. Su Kingsman se transformó en una película tremendamente divertida y su Civil War ha tenido una traducción cinematográfica bastante aceptable. Lo peor de Kick Ass son los pasajes en que se alejaron de su historia original. En fin, Millar es un guionista de éxito y, además, de origen católico. Pero esos orígenes, como en el caso del irlandés Garth Ennis, no le impiden cargar sus relatos con abundantes dosis de irreverencia y sarcasmo. Como en el caso que nos ocupa.

AMERICAN JESUS" de Mark Milar y Peter Gross. Edita Panini Comics curas Dios
A Jodie, el protagonista, se le cae un camión encima y sobrevive. A partir de esa terrible experiencia llega a la conclusión de que es el elegido, un nuevo hijo de dios que ha venido a liberarnos del pecado. Descubre que puede realizar milagros y comienza a tener seguidores, que le adoran a la espera de un apocalipsis que parece inminente. Millar se asegura de que algunas piezas chirríen, como los padres de ese Cristo americano, una extraña pareja que parece odiarse. O el cura del pueblo, un desgraciado al que un cúmulo de sinsabores ha dejado sin fe. Así que mientras el resto del pueblo no duda en calificar a Jodie como su nuevo dios, el capellán no consigue creerse ninguno de sus trucos. De forma muy inteligente Millar juega con su puesta en escena para llevarnos a la pregunta que le interesa: ¿realmente existe Dios? Y, si así fuera, ¿por qué permanece en silencio?, ¿por qué permite el triunfo del mal?

Toda la serie está cargada de buenas ideas. Como la cita al Retorno del Jedi, cuya importancia en el conjunto de la narración entendemos al final. O la escena del perro, en la que todos los elementos se conjugan para demostrar el poder de Jodie. No quiero desvelarles la sorprendente conclusión pero deben saber que supone una buena vuelta de tuerca a todo lo leído, un giro que nos hace revisar las hazañas del protagonista aportándoles otro sentido.

Peter Gross acompaña con su correcto dibujo a Millar en un comic donde las conversaciones y las expresiones de los personajes son fundamentales. Y ahí no falla. Su estructura de página es variada y agradable y, sin ser un extraordinario dibujante, creo que satisface con creces los requerimientos necesarios para contar una historia como esta.

Leer más...