viernes, 28 de abril de 2017

JÚPITER de DANIEL TORRES

Roco Vargas - Júpiter - Daniel Torres edita Norma editorial
Norma Editorial, 2017.
80 páginas, 18 euros.

EL PROFUNDO VERDE


Tras su monumental La casa Torres vuelve al personaje con el que consiguió su primer éxito: Rocco Vargas. 

No soy el fan número 1 de este héroe sideral pero con este álbum me ha dejado con la boca abierta.


Vargas era algo así como una recuperación posmoderna de Flash Gordon. O así lo vivimos cuando comenzamos a leerlo en las páginas de la revista Cairo. Después demostró ser mucho más, al tiempo que mejoraban y se depuraban los grafismos de Torres. Pero de alguna manera, aunque todo en el universo de Vargas está pensado, diseñado con cuidado y bien planificado, a pesar del evidente cariño que el dibujante pone en todo lo que hace, la serie siempre adoleció de cierta frialdad. Sus últimas entregas partían de supuestos tomados de la ciencia-ficción más dura, con interrogantes sobre la relación entre hombres y máquinas y otras disquisiciones cósmicas. Pero yo no conseguía entrar en estas ficciones, no me entusiasmaban como sí lo hacían otras obras de Torres, como la ya citada La casa o El Octavo Día.

Pero “Júpiter”, su última entrega, es otra cosa. Tiene el arranque más disparatado, visual, psicodélico, trepidante, embriagador y estimulante que yo haya leído en mucho tiempo. Para mi está a la altura de las descripciones que Lem hace de su mundo Solaris, con esos océanos que parecen cobrar vida y que nos provocan estremecimientos casi sagrados.

Roco Vargas - Júpiter - Daniel Torres edita Norma editorial - ciencia ficción
Torres comienza la obra con un abrumador despliegue de fuerza creativa, un conjunto de viñetas panorámicas aparentemente inconexas, pero cada una por sí sola cuenta una historia, tal es su poder evocador.

Luego deriva hacia un mundo de fantasía donde dominan los verdes y por el que nos desplazamos a través de una serie de zooms vertiginosos, todo ello acompañado con un dibujo que recuerda los mejores tiempos de Druillet, con ecos de Moebius y Caza.

La aventura adquiere pronto ciertos tintes ecologistas, mientras nos trasladamos de Júpiter a la Tierra. Los dibujos espectaculares se suceden, alternando visiones maravillosas con pesadillas, sueños de un adicto al LSD. Por momentos las viñetas presentan la densidad de detalles de un Ernst Haeckel con toques underground, hasta alcanzar un clímax apocalíptico.

El relato vuelve al presente y se nos prepara para un viaje en el tiempo. Torres juega a que el pasado y el presente se comuniquen e interfieran mientras por el fondo desarrolla una salvaje guerra interestelar que puebla su álbum de dobles páginas apabullantes. Con hermosísimas escenas de destrucción y matanza. El autor demuestra que no le da pereza dibujar multitudes página tras página mientras se impone la lógica de un agua de aspecto casi medieval, que va disolviendo las veleidades de la carne. Todavía nos brinda alguna doble plancha espectacular más, antes de precipitarse hacia el final, con un guiño a otro de sus episodios más recordados, “La estrella lejana”.

Quizás en algunos pasajes hay demasiada información o los personajes hablan de más. Pero es este un trabajo realizado con muchas ganas y que nos muestra a un creador excepcional en un absoluto estado de gracia. Gran color y mejor entintado. Para quitarse el sombrero.
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viernes, 21 de abril de 2017

CAMISA DE FUERZA de EL TORRES y SANNA

Camisa de fuerza de El Torres y Guillermo Sanna, edita Dibbuks - terror comic psiquiatra
Dib•Buks, 2017.
112 páginas, 16 euros.

LOCAS Y CUERDAS


La protagonista despedaza a su hermano gemelo sobre la mesa de la cocina en la introducción de esta historia. Dos páginas más allá nos la encontramos recluida en una institución psiquiátrica.


De esta forma tan simple El Torres plantea las piezas de su nuevo juego, un entretenimiento que especula, como tantas películas de terror, con los límites de lo real. El lector contempla el relato a través de la mirada del Dr. Hayes, un psiquiatra en silla de ruedas que debe hacerse cargo del difícil caso de Alexandra Wagner.

No solo asesinó a su hermano en su niñez sino que además tiene la extraña costumbre de desaparecer cuando le apetece. Los episodios siguen algunas sendas clásicas, empezando por la construcción de una dificultosa complicidad entre el médico y la enferma. Pronto se nos ofrecen vistazos de un más allá que no sabemos si es real o un puro delirio. Camino de su casa el doctor también se ve asaltado por criaturas terroríficas. Pero es Alexandra la que se lleva la peor parte. Los sanitarios que la atienden no son exactamente lo que parecen y descubrimos con horror que quizás parte de su locura tengo algo de sentido.

El momento culminante se alcanza en el segundo episodio, cuando el doctor enfrenta a su atormentada paciente con sus brutales actos, comenzando por el asesinato de su hermano. En ese momento no tenemos claro si el guión seguirá la senda de la “razón”, buscando una explicación lógica para los extraños sucesos relatados, o bien se abandonará a la magia y las maravillas del “más allá”.

El tercer episodio cuenta con un protagonista que para mi gusto parlotea demasiado, ese cómico que pretende aportar un tono más filosófico al conjunto de la historia, pero que en realidad quiebra el ritmo de la acción con su verborrea. El último capítulo recupera el vigor inicial, con un final sangriento y estremecedor a la altura de las circunstancias.

Camisa de fuerza de El Torres y Guillermo Sanna, edita Dibbuks - terror comic psiquiatra
Si El Torres ya ha demostrado con anterioridad que es un guionista interesante (no se pierdan su simpática serie Bribones) aquí la auténtica novedad la constituye el dibujante, el mallorquín Guillermo Sanna. Hasta ahora era conocido por su labor underground, sus series cómicas y grotescas para el Temeo o el recopilatorio de Los Potaje. Pero ahora ha saltado con fuerza a la arena del comic realista. Aunque posterior a esta Camisa de fuerza, a España llegó antes su episodio para Deadpool. En la actualidad sigue trabajando para Marvel, en una miniserie de Bullseye. Su colaboración con El Torres fue lo que le abrió las puertas del mercado americano. Y no extraña. Es un tebeo excelentemente dibujado.

Sanna es grande en las expresiones, sus personajes actúan muy bien. También mima la iluminación, algo crucial en un relato de terror como éste. Se nota que es un aficionado a las películas de miedo porque de manera natural su narrativa nos ambienta a la perfección, transmitiendo la atmósfera de pesadilla y paranoia necesarias. Su estilo entronca con los grandes: Toth, Mazzuchelli, Weeks o Samnee. Autores más interesados en la sencillez que en el detalle barroco. Se trata de narrar con limpieza y claridad. Excelente también el uso de la segunda tinta, ese rojo que señala los instantes de locura absoluta, el salto a los abismos que pueden devorarnos. Es un trabajo tan recomendable como estremecedor.
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jueves, 13 de abril de 2017

COMICS VIRILES DE AUTORAS EMERGENTES

DOS DURAS MUY BLANDAS


Dos comics escritos por autoras emergentes que abordan temas muy viriles. Cloonan intenta revitalizar al machote Castigador y Deconnick se embarca en una delirante aventura carcelaria.


Becky Cloonan y Steve Dillon
El Castigador. En la carretera.
Panini Comics, 2017.
136 páginas, 15 euros.

En cuanto a la primera, escribe el último trabajo del dibujante Steve Dillon, que no era ni mucho menos un debutante en Punisher, ya había creado muchas páginas para su compañero de viaje Garth Ennis. 

En ellas consiguieron una extraña mezcla de humor y brutalidad, de ironía, sangre, culpabilidad y buenas intenciones que tan difícil ha resultado de imitar. Muchos autores posteriores a Ennis han creído que bastaba con ser provocador y decir animaladas para alcanzar la calidad de sus textos. Y no es así.

El guionista irlandés bebe de una tradición muy rica que ha sabido aprovechar y renovar. Muchos nos reconocemos en sus mundos, al tiempo que admiramos la frescura de sus propuestas.
No basta con imitar su tono, su valor se sitúa en regiones algo más profundas. Y esto es algo que quienes compiten con él parecen olvidar. En este caso su amigo Dillon vuelve a cumplir pero el guión no hace justicia a la verdad del dibujo. Hay mucha violencia gratuita pero apenas humor, todo resulta impostado y artificioso y como lector no consigo entrar en la historia. Una triste despedida para un gran creador.


Kelly Sue Deconnick y Valentine De Landro
Bitch Planet
Astiberri, 2017.
136 páginas, 18 euros.

Bitch Planet ha sido creado por dos autoras, una a cargo del guión y la otra del dibujo. Pero encontramos más de lo mismo, corregido y aumentado. El dibujo es mucho peor, el relato roza lo incomprensible y lo que se llega a entender es insufrible. 


Las pelis de cárceles femeninas solían ser una oportunidad para voyeurs, fantasías masculinas que, en muchos casos con la excusa de la denuncia social, ofrecían la oportunidad de disfrutar de los cuerpos desnudos de lúbricas lesbianas tan enjauladas como cachondas. Aquí hay un buen puñado de señoras encarceladas pero muy poco cachondas, más bien prima el cabreo generalizado. Las autoras parecen decididas a renovar el género, mezclándolo con todos los componentes posibles del ámbito pulp y pop.

Como en todo relato posmoderno que se precie, exhiben una elevada dosis de autoconciencia. No se trata de suspender la credibilidad del lector según la fórmula clásica, sino todo lo contrario: mostrar el artificio y desvelar sus mecanismos de manipulación ideológica. Las autoras se esfuerzan por adoctrinarnos y al final se incluye una “guía de lectura” para que debatamos con nuestros amigos y amigas todo lo que hemos aprendido gracias a ellas. Por supuesto, se discuten los límites entre la cooperación y la sumisión, la revolución y las imposibles reformas, etc.

Más allá de sus intenciones, que son muchas y evidentes, Bitch Planet es otro tebeo malo, torpe en su narrativa y en la creación de personajes. Supongo que sus denuncias son necesarias, pero contar una historia no es tarea de predicadores sino de narradores, se necesitan protagonistas por los que podamos interesarnos y villanos que sean algo más que un cliché.

Lo único que consiguen es que su producto no sea ni un buen entretenimiento, ya que la matraca ideológica es demasiado evidente, ni cumpla con sus funciones educativas, doctrinarias, ya que los machistas a los que se trata de corregir sin duda saldrán corriendo espantados ante la propuesta. En conclusión, falta en la portada un aviso que diga: “Solo apto para Consejeras de Igualdad y sus mariachis”. A esto le llamo yo convertir a los conversos.
El mundo de la historieta está lleno de grandes autoras. Pero no todas las autoras de historietas son grandes.
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viernes, 7 de abril de 2017

COMICS POSROMÁNTICOS: KEI y SUNSTONE

POSROMÁNTICOS


Ha coincidido en las librerías el último volumen de Kei, crónica de una juventud con la aparición del tercer volumen de Sunstone. Ambas series suponen dos aproximaciones al fenómeno del amor quizás no tan diferentes como podríamos sospechar.


Comic Manga Kei Crónica de una juventud  de Koike y Kojima, amor
Ya comenté Kei cuando empezó a publicarse. Es otra obra monumental de los maestros Koike y Kojima, editado en España por ECC (356 páginas. 13,95 euros).

En este caso se habla del amor romántico, de la total dedicación del protagonista hacia la que desea como su mujer. Por ella está dispuesto a sacrificar toda su vida. Pero ella enloquece y se comporta como una niña así que el héroe debe afrontar una terrible realidad. Por mucho que haga por su amor ella apenas parece darse cuenta. En un determinado momento del relato la amada vuelve en sí. Pero, para permitir que él recupere parte de lo que ha perdido por su culpa, se larga, con la intención de convertirse en prostituta. Es en ese punto en el que arrancaba la narración.

Tras muchas penalidades Kei consigue recuperar a su mujer y finalmente logran algo así como una vida tranquila, se casan y el final es razonablemente feliz. Hasta que llega ese último capítulo todo son penalidades y obstáculos que Kei debe superar para reunirse con su amante. A menudo le asaltan las dudas sobre la pureza de su amor. En fin, es un trabajo grandísimo que bebe de una ya larga tradición, esa idea de dedicación y concentración en la persona amada. No pensando que tal esclavitud nos degradará y limitará sino todo lo contrario: nos permitirá conocernos de verdad y así también conocer al otro. Es cierto que en ocasiones esos enamoramientos pueden convertirse en servidumbre, pero tal cosa solo ocurre cuando se da una situación de desequilibrio, cuando uno se enamora del otro y el otro de sí mismo. El comic nos ha dado algunos grandes ejemplos de parejas románticas en las que era difícil determinar quién tenía más fuerza y personalidad, como nos ocurre con Kei y su mujer. Ya nos pasaba con El Príncipe Valiente y Aleta, un personaje femenino maravilloso.



comic amor Sunstone de Sejic volumen 3 lesbianas sadomaso
Curiosamente volvemos a encontrarnos esas dudas amorosas en un comic aparentemente más moderno y que debería de superar esas relaciones tan clásicas. Hablo de Sunstone, la obra de Stephan Sejic sobre lesbianas sadomasoquistas. En realidad describirlo así es un reduccionismo.

Ya hemos alcanzado el tomo tres y se aprecia un cierto bajón en esta última entrega. Se nos presentan personajes “normales” pero que tienen aficiones quizás no tan habituales. A una de las dos protagonistas le gusta el mando y a la otra la obediencia. Así que llegan a un acuerdo muy satisfactorio para ambas. Estamos en territorio bonobo. Aquí no se trata de amor, solo pura diversión. Pero resulta que según avanza la narración la cosa se complica. Y solo puede hacerlo en una dirección, que es la de los afectos.
Eso enriquece la historia ya que la pura biología es enemiga del erotismo. La única forma de aportar variedad es en el terreno sentimental así que Sejic lo intenta. Para mi gusto el resultado es un tanto blando y verboso.

Hablan mucho, piensan cantidad y la acción no avanza. Pero el intento es honorable y el dibujo sigue incluyendo un montón de trajes ajustados y sexys. ¿Acabará la esclava enamorada de su ama? Ya ha ocurrido antes. Por ejemplo, a la idiota de Dale Arden con el machote Flash Gordon. Aquello nunca llegó a funcionar del todo…
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