jueves, 16 de marzo de 2017

SURFACE TENSION de J. GUNN

Surface Tension de Jay Gunn edita Medusa Comics naturaleza postapocalipsis
Medusa Comics, 2017.
192 páginas, 18,50 euros


UN MUNDO MEJOR


El día de los trífidos o la trilogía cinematográfica de Quatermass son fantasías británicas que ya consideramos clásicas, por su capacidad para inquietarnos y conmovernos. Jay Gunn bebe de esas fuentes y se nota.


Este creador británico trabajaba en el ámbito de los videojuegos hasta que decidió que tenía una historia que contar y que lo haría con el formato del comic. Su dibujo es original y luminoso y en parte recuerda al de su compatriota Bryan Talbot.

Como él, no duda en emplear referencias fotográficas que aportan un extra de realismo a las figuras. Con las fotografías siempre se corre el riesgo de perder expresividad y movimiento, como el propio autor advierte en el epílogo, donde explica con claridad su proceso de trabajo. Pero él no calca sino que redibuja y eso se nota en sus acabados que en general evitan la rigidez y, al contrario, sorprenden por su fantasía y por los esfuerzos de sus “actores de papel” a la hora de interpretar sus diálogos.
Coincide con Talbot en otro aspecto, como es el gusto por las escenas surrealistas, los momentos alucinatorios en los que todo parece derretirse y se nos permite participar de fantasías realmente lisérgicas. A todo eso cabe añadir el toque Miyazaki, muy evidente en el diseño de monstruos pero que también afecta al tono del relato, con sus avisos ecologistas y la idea subyacente de que si nos pasamos con la Tierra, en algún momento se nos devolverá el golpe.

Ese es el tema central del argumento y donde más se aproxima a los célebres trífidos. El relato comienza cuando lo peor ya ha pasado. Se nos muestra un escenario posapocalíptico, un mundo poblado por extrañas formaciones coralinas y donde los humanos supervivientes conviven con unos bizarros animales marinos, los selkies, una suerte de sirenos feos, como perros o cerdos acuáticos. Tienen unos primos algo más desagradables, unos parientes lejanos del kraken que mantienen a los hombres alejados del mar.
Surface Tension de Jay Gunn edita Medusa Comics ciencia ficcionCon unos cuantos flash-back se nos narran los días anteriores al desastre, con la aparición de los corales gigantes y los primeros síntomas de la enfermedad. La idea es que un virus desconocido provoca una peste que prácticamente liquida a toda la humanidad. Sus consecuencias son especialmente repugnantes. La carne empieza a derretirse y la gente siente la imperiosa necesidad de volver al mar. Allí se convierten en sopa, vuelven al origen.

La acción se inicia cuando dos víctimas consiguen regresar de las profundidades. Pero su piel es azul y su comportamiento extraño. Lo que sigue es una enloquecida aventura en la que toda una especie, la nuestra, lucha por su supervivencia. El tema general tiene que ver con nuestra posición en el mundo y nuestra relación con el entorno. Obviamente, como el ya citado Miyazaki, éste es solo el motivo recurrente, el contenido profundo de un comic que en superficie es una trepidante historia de ciencia-ficción. El autor aborda estos tópicos con seriedad y nos planta ante la paradoja última de todo pensamiento ecológico: ¿puede el hombre sobrevivir si no cuida su entorno? ¿No es lógico que ese entorno intente deshacerse de ese virus tan dañino, o sea: de nosotros? Esta es la convicción que subyace en mucho movimiento animalista, ecologista o verdurista. Para salvar a la humanidad quizás sea necesario deshacerse de una buena parte de ella. ¿O no?

Gunn confiesa que la historia nació en su infancia, cuando pudo comprobar las consecuencias de un accidente en una planta química en la que trabajaba su padre. Los peces muertos en el río le impactaron, pero cuando escribió el guión estaba enfermo de cáncer. El cómic tuvo un indudable efecto terapéutico sobre él. La pregunta central se desplazó desde su foco inicial, una denuncia de la irresponsabilidad humana, a otra aspiración más universal: las ganas de vivir y nuestro derecho a seguir en pie… un poquito más. No se lo pierdan.