viernes, 22 de enero de 2016

CÓMIC RECETAS: BERASATEGUI, ROBIN FOOD y JAVIRROYO

Martín Berasategui y David de Jorge Comic recetas Jarroyo 7 estrellas michelin y Robin Food
Aventuras, desventuras y recetas de un 7 estrellas Michelin y del cocinero que pilota ese programa de TV que se llama “Robin Food”
Debate, 2015.
384 páginas, 21,90 euros.

¡SEMOS LOS MEJORES!

El año pasado la mallorquina Marga Vinyes presentaba una novela gráfica en la que mezclaba la semblanza biográfica de una cocinera con sus recetas. La fórmula no ha tardado en ser imitada.


No intento acusar a nadie de plagio. Seguro que ya existían productos anteriores similares. Además, el tono de Viñas era casi íntimo, muy local y no exento de cierta melancolía. Aquí es todo lo contrario: expansivo, sin contención alguna, casi cósmico e hiperbólico. No podía ser de otra manera teniendo en cuenta a sus protagonistas. Se trata de dos cocineros vascos: David de Jorge, esa simpática mesa camilla con barba que presenta un programa de cocina, y Martín Berasategui, una institución cargada de estrellas Michelin.

Sorprende la estructura del libro. Primero se nos cuenta la vida de David, desde su infancia. Mientras se repasan sus estudios y “estages” con prestigiosos cocineros franceses, se explican diversas recetas, algunas tan básicas como la de la tortilla de patatas. Los apuntes biográficos son prácticamente monocromos y el color se reserva para las instrucciones culinarias, aunque no puede decirse que los dibujos de Javirroyo inviten a atiborrarse de comida. Más bien al contrario, se echa en falta algo más de precisión en la descripción de las viandas. Entiendo que no puede sacarse adelante un volumen de estas dimensiones con un dibujo más cuidado, pero si se trata de alimentos prefiero el detallismo de Taniguchi al ya-me-vale de Javirroyo. En todo caso, las operaciones son claras y el relato interesante. Hacia la mitad del volumen se explica la relación de David con Martín y el foco se desplaza hacia el segundo.

Así que la segunda parte duplica el esquema de la primera, con una biografía de Berasategui, salteada con innumerables recetas. La cosa se pone seria y muchas instrucciones no son para principiantes. Tampoco para los amantes de la cocina rápida. Largas y complejas preparaciones se suceden mientras se nos cuentan los esfuerzos del cocinero hasta alcanzar la cima de su profesión.

Martín Berasategui y David de Jorge Comic recetas Jarroyo 7 estrellas michelin y Robin Food
Por el camino se nos insiste machaconamente en la filosofía vital que aparentemente une a David y a Martín, ese amor por las cosas buenas, ese disfrutar el momento, esa búsqueda del placer y esa amistad eterna entre colegas. Nos admira cómo se divierten con su profesión y lo bien que se lo pasan, todo el tiempo. Nos repiten que no se consiguen esos premios sin unas buenas raíces y un gran equipo en el que los jefes curran como uno más. Los amantes de la buena cocina pueden disfrutar de este libro sin complejos. Y creo que hasta yo me animaré a probar algunas de las recetas más sencillas (ahora que he averiguado qué es una sauté). Los apuntes biográficos son curiosos y nos permiten echar un vistazo a algunas costumbres populares en el país vasco, en los tiempos de Urtain y compañía. Javirroyo mantiene un tono ligero y consigue que el volumen se digiera con facilidad. Pero permítanme que señale un componente que a mi se me ha atragantado.

Me refiero al grandonismo generalizado que recorre toda la obra. Una cosa es presumir de lo bien que se hacen las cosas y de lo mucho que se trabaja y otra diferente es que se empiece afirmando que los mejores peces del mundo se pescan en el Cantábrico y las mejores vacas son las de San Sebastián y también las mejores hortalizas y frutas, y se acabe demostrando la superioridad casi cósmica de la cocina vasca. En algún momento tanta supremacía racial acaba agotando la paciencia del lector más complaciente. Sin duda lo que me mueve a escribir estas líneas es la envidia, pero incluso admitiendo tanta grandeza, ¡no hace falta repetirlo tanto! En fin, con su pan se lo coman.