viernes, 27 de junio de 2014

COMICS OBJETO: CHRIS WARE & JOE SACCO

Han llegado a las librerías dos comics con tamaños poco habituales que demuestran la capacidad del medio para reinventarse y captar así nuevos lectores.


La gran guerra de Joe Sacco, edita Random House - comic bélico historia muda
La gran guerra
Penguin Random House, 2014.
16 págs. 23,90€

En La gran guerra de Joe Sacco sorprende tanto el formato en acordeón como que la historia sea sin palabras, dada su tendencia a llenarlo todo de texto. 


Una única ilustración se despliega ante nosotros de manera apasionante. Un folleto redondea la publicación, con un ensayo histórico y un gráfico que señala los aspectos más interesantes. El dibujo es tan preciso y limpio como narrativo y ronda los siete metros de largo, cuando se abre por completo. Antes de la invención del libro abundan los dibujos sobre largas tiras de papel, más en rollo que plegados. Últimamente estos recursos se han multiplicado debido a la presión de lo digital sobre el mundo editorial tradicional. Algunos creadores como Koudelka ya se han decantado por el acordeón y también ciertas editoriales como Nobrow en la serie Leporello. Es un soporte complicado y se necesita mucho talento para sacarle partido. Sacco lo consigue, firmando una obra memorable.
La gran guerra de Joe Sacco, edita Random House.  Comic Leporello Acordeón


Fabricar Historias de Chris Ware edita  Penguin Random House
Fabricar Historias. 
Penguin Random House, 2014.
260 págs. en total. 59,90 €.

El caso de Ware es diferente. Es uno de los grandes referentes del comic de vanguardia, partiendo de unas bases que no disimula: los Sundays de los periódicos de principios del XX. No duplica esos modelos sino que le sirven para recordar que el comic es un medio joven, con muchas posibilidades por desarrollar. 

Como la dirección de lectura de la página, las tipografías, los grafismos y sus mezclas, las funciones de las imágenes y su relación con los textos, etc. Es el niño mimado de la crítica ya que sus experimentos se prestan al comentario erudito y sus acabados son definitivamente impecables. Su línea es mucho más sutil y cuidada de lo que parece; bajo su apariencia fría y vectorial hay una delicadeza formidable. Lo mismo pasa con su color, de gamas armoniosas y perfectas. Otro asunto son sus argumentos, que Mark Schultz resumía así: “La vida es una mierda y al final te mueres”. Un lloriqueo generalizado recorre sus historias, restándoles credibilidad.

Y en eso llegó la caja. Agrupa historietas que Ware había ido sacando desde 2005 en varias revistas, incluyendo el New York Times Magazine. No esperen, como sí ocurría en The Acme Novelty Library, puzzles o láminas para recortar y ensamblar. Tan sólo un conjunto de libros, folletos o pliegos en formatos diversos que desde su disparidad construyen esta aventura gráfica. Pero su especialidad sigue siendo el lado oscuro. La madre ve crecer a su hija en lo que debería ser una secuencia de plenitud y felicidad y no puede evitar rematarla con una pregunta de la niña: “¿Seré lo más importante que hagas en tu vida?”. Las dos viñetas que siguen, con la madre sumida en un silencio deprimente, nos indican que en este universo es imposible escapar a la decepción, la decadencia, el dolor o la soledad. Tanto que casi acaba siendo un chiste. Pero aparecen tímidos rayos de sol en su nublado panorama, aportando complejidad y riqueza, y yo los agradezco. Ware no es el primer autor en fijarse en un edificio, dotándolo de un carácter casi humano. Eisner ya lo hizo en su momento, para luego seguir las peripecias de sus habitantes. Si el planteamiento inicial no es del todo original sí lo es la forma en que el autor lo desarrolla y modula. Hay muchos momentos en que lo seguimos totalmente fascinados por terrenos narrativos nuevos y excitantes, especialmente cuando emplea los formatos más grandes.

Fabricar Historias de Chris Ware edita  Penguin Random House

Lo primero que nos topamos al abrir la caja es un librito en tapa dura titulado 23 de septiembre, 2000. De proporciones casi cuadradas, contiene vistas generales del edificio y las primeras informaciones sobre sus ocupantes. La letra es ridículamente pequeña, irritante, un vicio que mantiene de anteriores trabajos. Habla de gente que vive sola o mal acompañada: la casera, la pareja que discute, la lisiada… Sorprendentemente cierra el volumen con algo que casi parece un final feliz.

Branford es un folleto grapado de formato más pequeño con las aventuras de una abeja, una digresión humorística que también es característica del autor. Es más bien repetitivo y sin mucha gracia, con un color agradable. Después viene otro folleto grapado con historias autoconclusivas de la casera y textos más legibles. Deprimentes pero bien contadas y a veces a doble plancha, su color es excelente y acompaña bien a la narración. Emplea el mismo formato en el siguiente, dedicado a la pareja del segundo piso. Es muy triste, con un final incomprensible como de ciencia ficción. La chica del tercero protagoniza varias partes en formato tira. La primera va grapada y describe su vida y la de su hija en un relato bonito pero melancólico. Los personajes se sitúan de espaldas al lector, mirando hacia otro lado. También usa mucho la representación isométrica, una mirada desde las alturas que parece recordarnos nuestra insignificancia. Las otras dos partes van plegadas en cuatro cuerpos impresos por ambas caras, manteniendo el formato apaisado. Se estructuran como bucles, fragmentando el tiempo y enlazando situaciones. En una de ellas la lisiada sale a la calle en plena nevada y se pregunta dónde encuentra la gente la felicidad. Es lo que hay.

Fabricar Historias de Chris Ware edita  Penguin Random House comic
En otro libro de tapa dura y lomo entelado agrupa relatos de la chica antes de casarse, algunos realmente buenos como cuando trabaja en casa de un matrimonio un poco especial. Alterna secuencias del presente en página izquierda, muy rutinarias y melancólicas, con recuerdos del pasado en la derecha. Habla de una enciclopedia anatómica con acetatos y luego emplea un recurso similar con un dibujo completo de la chica, que va desnudando por capas. También nos habla del edificio a lo largo de la historia. La relación con el novio modelo es triste y la parte del aborto resulta conmovedora. Ware sigue siendo capaz de inventar nuevos recursos en cada página, pero de una forma cada vez más ajustada a lo narrado. “Desconecta” es una publicación grapada que nos cuenta la vida de casada de la chica coja. Emplea algunas viñetas a plancha completa y el texto tiene un tamaño decente. Dedica una larga parte a hablarnos del fin del mundo.

The Daily Bee incluye más aventuras de Branford la abeja, sin gracia. En una suerte de poster plegado nos habla de un novio del instituto por un lado y reflexiona sobre cómo nos vemos en el otro, todo muy bien dibujado. Mantiene el tamaño grande en lo siguiente, cuatro páginas sobre una plancha tipo sábana, doblada por la mitad. En su interior hay una impresionante doble página con un dibujo enorme de la lisiada de niña. Empieza con la muerte por cáncer de su padre, sigue con su vida, la de su casa y su felicidad actual. Más o menos. En “dios…” varios pliegos conforman una publicación con la experiencia de la chica en un barrio residencial donde se levantan varios edificios de Wright. El tamaño gigante es un poco incómodo pero chulo. Los dibujos son realmente espectaculares y los textos se leen bien. Al final consigue emocionarnos con la muerte de un gato.

Por último encontramos una especie de tablero de juego de base rígida que se despliega en cuatro cuerpos, azul y blanco por un lado y a todo color por el otro. Cada pala cuenta la vida de un inquilino. Atractivo pero muy jeroglífico, cuesta seguir las explicaciones. Hay muchas partes de la obra en que el autor parece más preocupado por su pirotecnia gráfica que por la narración. Pero también es cierto que en sus páginas encontramos mucha verdad, que sus personajes nos conmueven, que tiene un talento innegable y que su mundo es subyugante y personal. Atrévanse a probarlo.