viernes, 17 de enero de 2014

LA PROPIEDAD de R. MODAN

Portada de "La Propiedad" de Rutu Modan, edita Sins Entido
Sins Entido, 2013.
224 páginas, 24 euros.

JUDÍOS Y POLACOS


Si hace unas semanas comentaba el último álbum de Asaf Hanuka, ahora le toca el turno a una compatriota suya, Rutu Modan, que nos brinda una nueva muestra de la vitalidad del comic judío.


En los últimos años nos ha ido llegando un goteo de historietas creadas por autores de ese pequeño país. Y cada vez son más interesantes. Hanuka vuelve a estar presente en La propiedad a través del personaje de un artista polaco. Los dibujos que aparecen en el cuaderno de bocetos que pasea son suyos. El resto viene firmado por la talentosa Rutu Modan, cuyas obras anteriores confieso que no me habían llamado tanto la atención. Pero esto es otra cosa.

Por un lado porque aborda un asunto tan poco tratado como es el de la recuperación de derechos por parte de los judíos supervivientes del holocausto. A veces leemos en prensa que tal o cual familia pelea por los Rembrandts o los Klee que algún industrial alemán o sueco expolió a sus abuelos. Pero los bienes más comunes, en este caso una casa en Varsovia, no suelen interesar a los medios, son litigios con poco glamour. Modan parte de esa reivindicación para imaginar una historia en la que una abuela viaja a Polonia con su nieta para recuperar lo que es suyo, pero también para enfrentarse con un pasado que permanece muy vivo en su memoria.

Viñeta de "La Propiedad" de Rutu Modan, editado en España por Sins Entido
Así que, de una manera muy inteligente y sutil, se nos lleva del problema histórico al particular, de lo legal a lo sentimental. Las dos mujeres se enfrentan al amor en Polonia, una reviviendo un romance de juventud y la otra flirteando con un joven guía, repitiendo casi la misma senda surcada décadas antes por su abuela. Todo está contado con un ritmo pausado que enfatiza la delicadeza de los sentimientos. Tanto la pasión que fue y se desvaneció como la que podría encenderse en la actualidad están tratadas sin mojigaterías y con extrema naturalidad. No todo se resuelve de la forma limpia y lineal que acostumbran a mostrar ciertas comedias románticas, pero el desarrollo de los hechos es satisfactorio y convincente y ningún lector se sentirá defraudado al concluir el álbum. La autora se encarga además de sazonar su relato con algunos ingredientes más. Como la figura del aspirante a yerno que vigila todos los pasos de las dos protagonistas para asegurar los derechos de su mujer. O las pinceladas sobre el drama del ghetto o el inefable humor judío que anima todos los pasajes del libro. Sumen a eso un dibujo delicado con un color muy armonioso aunque quizás un tanto oscuro en los fondos. Modan practica una suerte de “línea clara” muy simple pero que vehicula a la perfección su narración.

Un tebeo contenido y cargado de buenos sentimientos y personajes realistas, muy bien construidos. Sus diferentes líneas argumentales se entrelazan con maestría hasta construir un todo coherente y de amena lectura. Un agradable trabajo que nos habla de una autora a la que no debemos perder la pista.