viernes, 14 de diciembre de 2012

THE BOYS. Carnicero de ENNIS & ROBERTSON

The Boys: carnicero de Garth Ennis y Darick Robertson. Edita Norma Editorial
Norma Editorial. Barcelona, 2012.
144 páginas, 15 euros.

BATALLAS FAMILIARES

Con su última entrega para la serie The Boys, Garth Ennis demuestra que sigue siendo uno de los mejores guionistas del mundo. 

Permanece en ese selecto grupo desde que escribiera algunas historias para la serie Hellblazer y luego creara Predicador. Con esta última demostró que podía derrotar en su propio terreno a otros creadores de las islas que se habían ganado una reputación a base de provocaciones y de no reconocer ningún límite.

Algo le separaba de Moore, Morrison y compañía. Ennis no se quedaba en el escándalo y la crítica al sistema, que es muy malo. Sus historias, aunque estuvieran protagonizadas por caníbales, vampiros o demonios, hablaban de seres humanos con preocupaciones muy universales. Nos conmovían y alteraban y se notaban escritas desde la compasión y el humor. No eran la labor de un cínico o un sabelotodo y eso es algo que puede decirse de sus mejores guiones desde entonces.

No era sencillo sobrevivir a un éxito como Predicador, donde además le acompañaba el dibujante perfecto para sus argumentos. Fue poco a poco,
picoteando en personajes como Punisher primero y abordando luego otras creaciones más personales como The Boys, la que nos ocupa. Darick Robertson no es Dillon pero también ha sabido encontrar su lugar, hasta ajustarse bastante bien a Ennis. Ya sabemos de qué va la serie y no es nada original. En una realidad alternativa el mundo está lleno de superhéroes y son todos unos cabrones, así que un grupo de humanos muy motivados se encarga de controlarlos como pueden.
The Boys: carnicero de Garth Ennis y Darick Robertson. Edita Norma Editorial

La serie es irregular y en ella encontramos al mejor y al peor Ennis. Ha tenido momentos muy emotivos y otros llenos de disparatada diversión. Ahora, con este último episodio en el que se nos desvela el pasado de su líder, Ennis vuelve a acertar. Lo hace desde el mismo arranque, con esa dedicatoria en la que aclara que no es su voluntad burlarse de los esfuerzos de los soldados que lucharon en la batalla de las Malvinas. Así que dedica muy respetuosamente su obra “en particular, a los paracaidistas y a los Royal Marines del 3 Commando Brigade”. Con ese arranque a lo Forsyth ya sabemos que nos vamos a enfrentar a algo serio.

Y efectivamente este conjunto de episodios vuela a gran altura, aunque sazonados con escenas tremebundas no aptas para sensibles. Como la del interrogador al que el héroe le hunde los ojos con sus propios dedos, entre otras. Se nos cuenta la relación de Carnicero con su padre y cómo en gran medida la brutalidad del segundo casi determinó la vida del primero.

Creo que es una de las ocasiones en que mejor he visto descrita la violencia en el entorno familiar. Una violencia que es casi una herencia inevitable para el protagonista. Primero la replicará sobre su propio hermano y luego la desatará en la guerra y en su regreso a las calles. Aquí es cuando el talento marca la diferencia. Imagina a una novia capaz de contener la ira de Carnicero y que le lleva a enfrentarse con su padre. Consiguen así poner a salvo a la madre, que desde el principio ha recibido los palos de esa mala bestia que tiene por marido. La escena en que la familia se enfrenta al padre enfermo es impresionante.

Si se quiere las partes más flojas son aquellas que se relacionan de forma más directa con la serie, toda esa historia de venganza, conspiración y fetos superhumanos. Pero da igual, Ennis ya nos ha enganchado con ese relato del hijo intentando escapar a su destino, de esa familia que de alguna forma consigue ser feliz, de ese padre brutal sobre cuyo féretro Carnicero acaba meando. Es una tremenda historia sobre el mal interior y lo difícil que puede resultar librarse de él. Una historia tremenda.