viernes, 20 de enero de 2012

Fighting American. Simon & Kirby

DOS BROMISTAS


Fighting American 
Joe Simon y Jack Kirby


Ediciones Kraken, 2011. 
206 páginas, 35 euros.

El pasado mes de diciembre morían dos grandes autores, con apenas una semana de diferencia, Jerry Robinson y Joe Simon. El primero, colaborando con Bob Kane, ayudó a consolidar el mito de Batman y el segundo creó con su compañero Jack Kirby uno de los héroes más populares: el Capitán América

Ambos tuvieron carreras largas y productivas. Robinson dibujó luego para los periódicos y llegó a escribir una historia de las tiras de prensa. Se discute su participación en la génesis del Joker, el archienemigo de Batman. Kane la negaba pero Robinson siempre declaró que fue él quien le aportó su característico aspecto. También se le atribuye el bautizo del compañero del hombre murciélago, a partir del clásico Robin Hood.

En cuanto a Simon, su “matrimonio” con Kirby es uno de los más afortunados de la edad dorada del comic. Se repartían las tareas de forma desordenada, dibujando uno, entintando el otro y pariendo guiones ambos. Así como Kirby es célebre por sus trifulcas con algunos editores, sobre todo con Stan Lee, nunca cuestionó la participación de Simon en los tebeos que crearon juntos. De todos ellos el más conocido es, por supuesto, el Capitán América, un héroe patriótico que se les ocurrió al inicio de la década de los cuarenta. Se habían conocido un año antes, cuando Simon trabajaba para Victor Fox, el editor con peor fama de la industria. Decidieron unir sus fuerzas pero pronto la guerra los separó. Tras licenciarse se encontraron con un mercado muy diferente, en el que los superhéroes apenas tenían cabida.

La situación cambia a partir de los cincuenta. La guerra de Corea genera una nueva oleada patriótica y los editores deciden volver a pulsar esa tecla. La Marvel resucita al Capitán America, sin consultar a sus creadores. Así que estos contestan pariendo un nuevo héroe, que consigue resistir en los quioscos unos números más que el original. En todo caso, las tendencias se modificaban con rapidez y los supertipos no volverían a ponerse de moda hasta inicios de los sesenta y para entonces el equipo Kirby-Simon ya se había disuelto.

Para repasar esa relación creativa entre estos dos gigantes yo les aconsejo que le echen un vistazo al espléndido libro de Evanier sobre Kirby, publicado aquí por Rossell. Más recientemente se recuperaba Fighting America, la serie con la que Kirby y Simon replicaron a la resurrección del Capi. La calidad de la restauración es discutible, no tanto por el color, que siendo digital al menos se aproxima a los tonos planos originales. Lo peor es el tratamiento de la línea negra, en general empastada y pasada de densidad, lo que ensucia mucho la sensación general. Aparte de esto, el planteamiento no es precisamente original. Se nos presenta a un héroe con un origen similar al del Capitán América, un alfeñique con muchas ganas de servir a su país. En su misión es ayudado por el típico adolescente atolondrado.

Más allá de ese esquema tan repetido, la serie presenta ciertas sorpresas. Por un lado nos permite disfrutar de un Kirby no del todo formado, que nos maravilla con ciertas escenografías de lucha y con personajes realmente fabulosos por su variedad y por su aspecto bizarro. Además, llama la atención la lucha de los protagonistas contra los “rojos”, innumerables enemigos comunistas que intentan acabar con la democracia. Unido a esto la que considero principal aportación de este recopilatorio: su humor. Todo tiene un tono de cachondeo irreprimible. Simon y Kirby se lo pasan bien y transmiten esa sensación al lector, alcanzando cotas realmente delirantes. Para no olvidar la carta que un joven campesino soviético escribe a los degenerados capitalistas, enfrentando los perritos calientes, las tartas y los filetes a… la sopa de remolacha. Seguida por supuesto de un gran postre: macedonia de remolacha.