viernes, 1 de abril de 2011

MACANUDO nº 6 de LINIERS

«Macanudo» de Liniers, edida en España Reservoir Books
Reservoir Books
Barcelona, 2011.
96 páginas. 12,90 euros.

HUMOR Y DESHUMOR



La reciente publicación de la nueva entrega de Macanudos del argentino Liniers y Ellos mismos de nuestro televisivo compatriota Joaquín Reyes, nos permite comparar dos estilos humorísticos muy distintos.


En resumen: pensaba dedicar este artículo al trabajo de Reyes, pero me ha parecido tan flojo que prefiero simplemente citarlo y saltar cuanto antes al argentino, que mantiene el brillante nivel que le caracteriza. El caso Reyes es especialmente decepcionante cuando pensamos en lo divertido que puede llegar a resultar en la televisión. No sólo en sus imitaciones de personajes conocidos, como Lars von Triers, cuya parodia fue antológica. También en sus secuencias de animación, como las protagonizadas por Enjuto Mojamuto, cuyo gag sobre la caída de internet fue justamente celebrado en todos los foros frikis. Pero también sabíamos que Reyes puede ser muy irregular y que salta con facilidad de lo tronchante a lo autocomplaciente. Y eso es lo que en líneas generales predomina en su libro.

Siendo justos debo conceder que su dibujo es bonito y agradable. Y que algunas de sus ocurrencias no carecen de humor. Me he reído con el pasaje que dedica a Jiménez Losantos. Aunque también me pregunto qué habría pasado si el argumento que emplea, que el conocido locutor era “feete y por eso no disfrutó del amor libre”, hubiera tenido otro destinatario. Por ejemplo, ¿se imaginan que alguien afirmara que como Maria Antonia Iglesias es un cruce entre una ballena y una piraña, no mojó lo que debía y por eso ahora está tan amargada? Tiemblo tan solo al plantearlo como mera hipótesis de trabajo. Quiero decir que Reyes se ensaña con los famosos con los que está bien visto meterse, apenas se arriesga. Lo que es peor, muchas de sus tiras no tienen gracia y él es el primero en ser consciente de ello. Si es así, ¿por qué nos castiga con su falta de inspiración? Espero que su próxima entrega esté un poco más elaborada, pensada y seleccionada.



Después de sufrir Ellos mismos, la lectura de Liniers es casi como un bálsamo. Nos deslizamos con delectación por sus mundos poéticos, por sus misterios, por su ternura.
Viñeta de «Macanudo» de Liniers, edida en España Reservoir Books, desde TBEO Y NO LO CREO de Florentino Florez
Su dibujo es tan sencillo y eficaz como su escritura. Nos gusta hasta cuando falla, cuando el gag no llega. Porque sabemos que enseguida nos regalará otra gran ocurrencia, otro buen chiste, un nuevo motivo de reflexión. Especialmente delicada resulta esa sorpresa en mitad del volumen, el viaje a Abajópolis donde Liniers da rienda suelta a muchas de las influencias que rastreamos con facilidad en su trabajo, de Carroll a Gorey, en un trayecto que oscila entre la fantasía y el misterio. Un misterio tan divertido como el que protagoniza el famoso hombre de negro, extraño héroe que se multiplica en sus tiras.

Liniers mantiene algunas de sus virtudes narrativas, como es la costumbre de forzar las posibilidades de un medio a priori tan limitado como la tira. La fracciona, la estira, la comprime… En fin, es un maestro en su arte y pasearse por sus mágicos territorios resulta siempre agradable y satisfactorio. Y, no lo olvidemos, divertido. Puede ponerse poético y hasta metafísico, pero nunca olvida regalarnos chistes tan brillantes como el del “after” de las ovejas, el del entierro del payaso, el de las arenas movedizas o el de la luz mala. Situaciones siempre surrealistas con planteamientos tan absurdos como desternillantes.