jueves, 11 de febrero de 2010

UN ZOO DE INVIERNO de J.TANIGUCHI

Un zoo de invierno de Jiro Taniguchi, edita Ponent Mon, manga, dibujantes, comic
Ponent Mon, 2009.
232 páginas, 16 euros

SER JOVEN
ES FANTÁSTICO


Cuando comenté la brillante serie La Cumbre de los Dioses, tuve ocasión de observar que la manera en que el dibujante japonés abordaba la obsesión de su protagonista, un escalador empeñado en superar obstáculos cada vez más complejos y arriesgados, adquiría tintes casi autobiográficos. Como su héroe, el autor parece participar de la idea de que determinadas actividades nos superan y debemos entregarnos a ellas de forma casi religiosa, si deseamos otorgarle algún sentido a nuestra vida.


La sospecha de que Jiro Taniguchi piensa así se confirma con esta nueva obra, un sensible relato autobiográfico en el que nos cuenta sus primeros pasos en la profesión. Para alcanzar la maestría en su arte el joven creador debe sortear no pocos obstáculos: un empleo equivocada que ha de abandonar, unas condiciones de trabajo casi esclavistas, que le permitirán adquirir todas las destrezas necesarias para seguir por su cuenta, o sus propias dudas y torpezas iniciales que le impiden alcanzar la calidad a la que aspira.

Este volumen nos habla de temas universales, con la sensibilidad extrema que caracteriza a su autor. Sobre todo de los sueños y esperanzas de la juventud, pero también de sus torpezas y de las dificultades que nos encontramos en todo proceso de aprendizaje y maduración. El protagonista, ese trasunto del propio Taniguchi, es un joven extremadamente reservado, sin apenas trato con las mujeres y con muy poca confianza en sus propias habilidades. A través de diferentes experiencias, no todas gratas, vemos cómo crece, madura y mejora, tanto en el plano vital como en el profesional.

Un zoo de invierno de Jiro Taniguchi, edita Ponent MonMención especial para el tratamiento de las mujeres, que aparecen desempeñando muy diferentes roles. De la hija rebelde que escapa al destino prefijado por su familia a la frágil musa que inspira esa primera obra del autor, pasando por las chicas de bar o la eficiente editora, el universo femenino se muestra como un misterio y una fuente de fuerza e inspiración. Las páginas de este comic se llenan de ternura y amor hacia las mujeres, con esa intensidad muy pura que sólo alguien muy tímido puede sentir y expresar.

Hay más elementos de interés, como es la naturalista descripción del funcionamiento de un estudio donde se fabrican mangas de forma casi industrial. Un lugar donde las fantasías cobran forma y el cansancio del maestro se entrelaza con las aspiraciones de los aspirantes o la frustración de quienes saben que ya no alcanzarán sus sueños. Taniguchi muestra con naturalidad y su destreza habitual un enmarañado tejido de relaciones humanas en el que quiero destacar el episodio de la visita del hermano mayor. Visita temida por ese joven que prácticamente ha abandonado a su familia para perseguir sus ambiciones artísticas y que se transformará en algo muy diferente a lo que él suponía. Como es habitual en el creador japonés, sus personajes parecen vivos y nos sorprenden constantemente con sus reacciones.

Aquellos a quienes les gustan los finales felices (y creo que todavía somos unos cuantos) no se sentirán decepcionados. Hay un momento en que parece que nos dirigimos a una conclusión tremebunda y dramática, pero afortunadamente no es así. Simplemente maravilloso.