jueves, 31 de enero de 2013

DEL TEBEO AL CINE de J. R. LARRAZ

José Ramón Larraz. Memorias del tebeo al cine, con mujeres de película. Editores de tebeos
Editores de Tebeos.
Barcelona, 2012.

216 páginas, 17,95 euros.


TEBEOS, FOTONOVELAS Y PELÍCULAS

Esta autobiografía nos permite recorrer la trayectoria profesional y vital de un autor maldito y apenas citado: José Ramón Larraz.


Hace semanas yo me quejaba de las innecesarias recuperaciones que el editor Joan Navarro está llevando a cabo con ciertos autores patrios. Sin embargo ahora debo confesar que este volumen viene a desmentir en parte esas palabras. Y es que nos enfrentamos a un creador cuyas andanzas son, como suele decirse “más grandes que la vida”. Le ocurren tantas cosas y algunas tan sorprendentes que el conjunto resulta fascinante y muy entretenido. Es el propio Larraz quien se encarga de contar los hechos con una exquisita sencillez, evitando todo asomo de pedantería y manteniendo siempre un tono tan directo como fresco. Un estilo muy poco habitual en este país y que nos recuerda más a la cultura inglesa en la que desarrolló parte de su andadura profesional.

Confieso que ciertos arrebatos de campechanía pueden acabar resultando un tanto cargantes, así como el evidente abuso de las palabras gruesas, que aportan una nota un poco forzada a un relato que por otra parte es casi perfecto en su agilidad y capacidad para la elipsis. Primero, no se dejen epatar por la portada, que nos muestra al autor en una pose políticamente incorrecta, con su pie sobre las firmes nalgas de una actriz. En realidad el libro está lleno de afirmaciones que matizan esa superficial imagen de director-conquistador y Larraz repite hasta la saciedad el respeto y cariño que sentía no sólo hacia sus esposas sino hacia prácticamente todas las mujeres que han poblado su vida. Más provocadores resultarán (y él es muy consciente de ello) algunas de sus opiniones políticas o su versión de determinados hechos, como la entrada de Franco en Barcelona, que se produce cuando él es apenas un adolescente. Entrada que fue triunfal y en la que las banderas españolas ondearon en casi todas las ventanas, según recuerda. En diferentes momentos del libro expresa una sincera queja respecto a que España no podrá avanzar mientras pesen más las consignas de partido que los hechos, que no seamos capaces de reconocer lo que es justo, más allá de las conveniencias sectarias.

Bocetos de José Ramón Larraz incluídos en Memorias del tebeo al cine, con mujeres de película. Editores de tebeos
El libro está lleno de momentos emotivos, como la muerte del padre. Y es muy interesante ya que nos muestra la vida de un emigrante, en este caso alguien parecido a un intelectual como él, que se traslada a Francia para vivir una vida mejor. Su talento para el dibujo le permite facturar un conjunto de historietas que yo desconocía completamente y que me ha alegrado empezar a descubrir. Pero hay mucho más. Primero la fotonovela, la nueva moda que barrerá Europa en los sesenta. También hace algo de publicidad y de manera muy natural acaba dirigiendo películas. Por el camino tiene ocasión de casarse varias veces y conocer a unas cuantas actrices y modelos, Susanna York entre otras. La cosa se pone delirante cuando empieza a dirigir películas, al principio con productores de tercera y más tarde participando en proyectos más serios. Larraz es siempre muy consciente de lo que se esperaba de él y reflexiona con agudeza sobre lo “comercial” y lo “artístico”. También se muestra muy lúcido respecto a sus limitaciones, lo cual es de agradecer.

No soy un experto en su obra cinematográfica. Tan sólo recuerdo haber visto en su momento “Polvos mágicos”, que no dejó huella en mi. También algunos fragmentos de “El Periscopio” por Internet, muy recomendables, pero no por motivos estéticos. Yo supongo que gran parte de su filmografía no tiene mayor interés, pero me parece admirable que Larraz desarrollara su carrera apoyándose en el público y consiguiendo siempre que sus productores recuperaran el dinero invertido. Sus tebeos, en cambio, tienen muy buen aspecto y en más de un caso nos recuerdan al trabajo de Bernet. Pero sobre todo resulta admirable su actitud vital, su capacidad para la autocrítica y el cambio, su buen humor y su entusiasmo. El libro se lee de un tirón y uno se queda con ganas de más, no faltan las anécdotas jugosas y las opiniones desinhibidas. Si quieren pasarse un rato muy ameno, yo se lo recomiendo sin reparos.